Cuando tenía unos 4 años me decidí: "soy de River, como mi mamá". En esa época, River estaba a punto de ser Campeón de América y del Mundo, pero claro, mi corta edad hacía que yo no estuviera enterado. Enseguida me regalaron una camiseta y yo mientras pateaba en el parque, en mi lejano Tucumán, decía ser "Centurión", porque me habían dicho que jugaba bien y hacía goles. Recuerdo que el primer torneo que seguí al Millo por televisión fue el de Passarella del '93. Me ví todos los partidos posibles, ademas de comprar El Gráfico y leerme los suplementos deportivos de distintos diarios. Tenía 11 años. Y me marcó el equipo invicto del Tolo, Ortega, Francescoli, Burgos...El año 1996 me encontró viviendo en Buenos Aires, cerca de mi amado River, ya entrando en la adolescencia. Tuve la fortuna de ver en la cancha algunos partidos de aquella Copa y el partido contra Vélez cuando salimos Campeones. Esa cercanía, impensada en mis años en el norte, profundizaron mi amor por la banda. Amor que pude trasladarle a mi hermano menor, con quién compartímos en éstos años muchos partidos. Claro, él creció durmiendo con posters del Enzo, Saviola, los distintos River Campeón que inundaban las paredes de nuestro cuarto, Ortega, Salas...ídolos.
Pero hoy, la realidad es muy distinta. Imagino la cantidad de pibes que se pasan de equipos al ver a River perder, perder y perder. Desde mi humilde lugar, en éstos últimos tiempos y al estar relacionado como medio partidario, pude conseguir pulseritas, calcos, y organizar campañas solidarias y eventos, haciendo que muchos chicos recibieran algo identificatorio del club, un regalito, algo. Y lo hice con mucho cariño. Hoy, ni una pulserita me queda y no hay miras de poder conseguir.
Así está River, en todo sentido, arrasado, humillado, abandonado, pisoteado. Así está el equipo, integrado por una gran mayoría de jugadores mediocres, otros que se burlan de ésta camiseta y siguen siendo "referentes", jugadores clase C.
¿A que voy con todo ésto? Anoche, cuando terminó el partido frente a Ñewell's sentí miedo. Por primera vez en mi vida tengo miedo que River se vaya a la B. Es raro, somos River, pero tengo miedo. Porque no se ven respuestas ni soluciones a corto plazo. Está claro que el equipo hasta que termine el torneo no va a ganar mas de algún partido, arañar algún empate y seguirá perdiendo, es la realidad. Y ésta realidad nos está llevando a un pozo muy oscuro y profundo, impensado en mis años de infancia y adolescencia.
Martín Mangiantini
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